Salsabrosura Del Barrio



Por la encendida calle antillana va Tembandumba de la Quimbamba
-rumba, macumba, candombe, bámbula- entre dos filas de negras caras.
Ante ella un congo -gongo y maraca- ritma una conga bomba que bamba.

Culipandeando la Reina avanza, y de su inmensa grupa resbalan
meneos cachondos que el gongo cuaja en ríos de azúcar y de melaza.
Prieto trapiche de sensual zafra, el caderamen, masa con masa,
exprime ritmos, suda que sangra, y la molienda culmina en danza.

Por la encendida calle antillana va Tembandumba de la Quimbamba.
Flor de Tortola, rosa de Uganda, por ti crepitan bombas y bámbulas,
por ti en calendas desenfrenadas quema la Antilla su sangre ñáñiga.
Haití te ofrece sus calabazas; fogosos rones te da Jamaica;
Cuba te dice: ¡dale, mulata! Y Puerto Rico: ¡melao, melamba!

¡Sús, mis cocolos de negras caras! Tronad, tambores; vibrad, maracas.
Por la encendida calle antillana -rumba, macumba, candombe, bámbula-
va Tembandumba de la Quimbamba.

Palés Matos, Luis
Majestad Negra




Chuito Vélez y sus Estrellas Boricuas










Álbum del 1960, La Flor Records
Producción - La Flor Records
Arreglos - Miguel Vidal
Dirección - Chuito Vélez

Participaron en la grabación*:

Jesús Vélez - Piano, Coro
Adalberto Santiago - Bajo, Vocal,
Guito González - Percusión
Rafael Labasta - Trompeta
Miguel Vidal - Trompeta, Percusión
Demetrio del Rosario - Saxofón, Flauta
Héver Padilla - Vocal, Percusión


* Dos miembros adicionales participaron en estas grabaciones, uno en el bajo y otro en las congas, pero no hemos podido dar con sus nombres.



A la orquesta de Chuito Vélez y sus Estrellas Boricuas se incorporó el jóven cantante Adalberto Santiago en el 1955 y al año siguiente la orquesta viaja por algunas semanas a la ciudad de New York, allí Adalberto Santiago coincidió con Paquito Cordero, con quien quizás intercambió algunas palabras sobre uno de los temas que todavía estaba latente entre los boricuas, el inicio de la televisión en Puerto Rico, que había ocurrido el año anterior, lo que afloró en el sueño de Adalberto de convertirse en actor, lo que lo impulsó a radicar la solicitud pertinente en los estudios de Telemundo, donde se prescindió de sus dotes de galán aventurero, haciéndole un favor al mundo latino ya que Adalberto tuvo que continuar buscando sus habichuelas en la música. En el 1958 las Estrellas Boricuas regresaron una vez más a La Gran Urbe para hacerla vibrar al compás de su cadencioso ritmo caribeño en los mejores clubes de entonces y en el 1960 dejaron plasmada su huella sonora en los surcos del vinilo bajo el título de "Chuito Vélez y sus Estrellas Boricuas", primera de tres producciones que contaron con la voz del frustrado actor.




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