Salsabrosura Del Barrio



Danza mulata, danza,
mientras canta
en el tambor de los abuelos
al son languidecente de la raza.

Alza tus manos ágiles para apresar el aire,
envuélvete en tu cuerpo de rugiente deseo,
donde late la queja de las gaitas
bajo el ardor de tu broncínea carne.

Deja que el sol fustigue
tu belleza demente,
que corra por tus flancos inquietantes
el ritmo que tus senos estremece.

Aprisiona en tu talle atormentado
esa música bruja
que acompasa la voz de la canción.

Danza, mulata, danza!
En tus piernas veloces y en el son
que ha empapado tus lúbricas caderas
doscientos siglos se agazapan.

Danza, multa, danza!
Tú y yo sentimos en la sangre
galopar el incendio de una misma nostalgia…

Artel, Jorge
¡Danza Mulata!




Chuito Vélez y sus Estrellas Boricuas










Álbum del 1960, La Flor Records
Producción - La Flor Records
Arreglos - Miguel Vidal
Dirección - Chuito Vélez

Participaron en la grabación*:

Jesús Vélez - Piano, Coro
Adalberto Santiago - Bajo, Vocal,
Guito González - Percusión
Rafael Labasta - Trompeta
Miguel Vidal - Trompeta, Percusión
Demetrio del Rosario - Saxofón, Flauta
Héver Padilla - Vocal, Percusión


* Dos miembros adicionales participaron en estas grabaciones, uno en el bajo y otro en las congas, pero no hemos podido dar con sus nombres.



A la orquesta de Chuito Vélez y sus Estrellas Boricuas se incorporó el jóven cantante Adalberto Santiago en el 1955 y al año siguiente la orquesta viaja por algunas semanas a la ciudad de New York, allí Adalberto Santiago coincidió con Paquito Cordero, con quien quizás intercambió algunas palabras sobre uno de los temas que todavía estaba latente entre los boricuas, el inicio de la televisión en Puerto Rico, que había ocurrido el año anterior, lo que afloró en el sueño de Adalberto de convertirse en actor, lo que lo impulsó a radicar la solicitud pertinente en los estudios de Telemundo, donde se prescindió de sus dotes de galán aventurero, haciéndole un favor al mundo latino ya que Adalberto tuvo que continuar buscando sus habichuelas en la música. En el 1958 las Estrellas Boricuas regresaron una vez más a La Gran Urbe para hacerla vibrar al compás de su cadencioso ritmo caribeño en los mejores clubes de entonces y en el 1960 dejaron plasmada su huella sonora en los surcos del vinilo bajo el título de "Chuito Vélez y sus Estrellas Boricuas", primera de tres producciones que contaron con la voz del frustrado actor.




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