Ignacio Piñeiro encaminó sus pasos hacia una trayectoria musical de mucha relevancia en el "Timbre de Oro", dando un salto hacia "Los Roncos", siendo aún muy joven. Su amistad con María Teresa Vera lo introduce al Sexteto Occidente en el 1926 y poco tiempo después le es entregada su dirección, de ahí surge, en diciembre de 1926, el efímero Sexteto Nacional que pasó a ser el Septeto Nacional cuando Piñeiro agrega la trompeta de Lázaro Herrera, en Enero de 1927. Sus influencias en las fusiones de los ritmos afrocubanos desembocaron en un favorable cambio que dio forma a lo que se conoció como el mambo y posteriormente el cha cha chá. El Septeto Nacional fue disuelto en el 1937 y aunque Miguelito Valdés grabó varios temas con el grupo en el 1940 no es hasta 1954 que Idilio Urfé logra reunir a Ignacio Piñeiro nuevamente con el Septeto Nacional para una presentación en la pantalla chica de cuba, lo que un año más tarde produce una nueva grabación del Septeto Nacional con la producción de "Festival en la Havana" para el sello Riverside, sacado a la luz después de 48 años por el sello Milestone.
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Septeto Nacional - Festival En Havana
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